Chavo o los cuentos chinos


Al margen de la obviedad convertida en coartada política, del tedeum que ahora entonan los chicos de Chavo por la incontestable última palabra del señor de los cielos, lo cierto es que existen por lo menos ocho poderosas razones, -y otras muchas de menor calibre-, para no votar por López Orduña.
1).-De los malos es el más malo. Diversos aspectos de su vida pública colocan al alcalde con licencia en una suerte de ranking adverso. Su mala imagen corre paralela a la poca aceptación que tiene fuera de la capital del estado. Aun con la posibilidad de que usara esa suerte de operativo Ave Azul redivivo, -ya descrito en este espacio meses atrás y cuyo punto de arranque sería comprometer al empresariado regional a brindar apoyo en metálico-, los resultados serían de pronóstico reservado, pero a la inversa.

2).-Y es que no es quien se dice ser o no hay que creer todo lo que se dice. La idea de que López Orduña es respaldado por una amplia franja del empresariado michoacano es una de esas falacias que de tanto decirlas termina uno por creerlas. Por citar un ejemplo, los magnates del oro verde, -cursi calificativo aplicado a los empresarios del aguacate pero a falta de otro mejor utilizable-, tenían en mente otros candidatos. Por el lado del PRD, Enrique Bautista, y por el lado del PAN, Benigno Quezada.

3).-También es muy dudosa la especie de que el casi presidente Felipe Calderón Hinojosa habrá de intentar una elección de Estado. De ser así desde el inicio de su controvertible gestión ya hubiese honrado su palabra y a Michoacán ya le estaría yendo muy bien. Los recursos, las obras, los programas tendrían una vigencia, a estas alturas, de por lo menos seis meses. Lo menos que se puede decir es que hay la intención, potencial, pero escasas están las realidades.

4).-En esa misma línea es preciso acotar que el casi presidente no es Vicente Fox ni el neopanista pragmático que canjea valores por detritus práctico y coyuntural. Su perfil político sigue una vía contraria, y con toda la carga de ilegitimidad que su mandato trasiega a cuestas sería mezquino regatearle inteligencia. Tengo la idea, no del todo infundada, que Calderón Hinojosa conoce las circunstancias precisas del estado. Sabe que arriesgar una elección si no de Estado sí tendenciosa y con aplicación en Michoacán llevaría a una espiral de protestas y violencia que lo de Oaxaca se quedaría en pálida réplica.

5).-Con todo, la tentación autoritaria, o la praxis autócrata concebida como control de mando partidista, llevó a instalar en Michoacán similar operativo que conocimos en su convención nacional, cuando Calderón Hinojosa le demostró al señor Supino que más vale maña que fuerza. El supinista Quezada se quedó colgado del berrinche, de la rabieta desinflada cuando lo convencieron de que le convenía sumarse a la candidatura de unidad, (¿les suena el concepto?), bajo pena de...¿qué? ¿Cuál fue el poderoso argumento que lo doblegó? Algunos han comentado que ciertas cuentas pendientes en Peribán pudieron haber tenido la última palabra.

6).-No creo que esté en su horizonte inmediato, en el del casi presidente, intentar la aniquilación de la izquierda en el país. En Michoacán hay una base importante de cardenistas y de gente que milita o simpatiza con alguna u otra expresión de izquierda. Intentar revivir el fantasma de lo sucedido el año pasado sería tanto como prestarle capital político a su rival, Andrés Manuel López Obrador, hoy de nueva cuenta en la cresta de la opinión pública por los primeros errores graves del sexenio: la reforma fiscal y el Expediente Chino.
Son los papistas más papistas que el propio Papa –encabezados por el dúo estático Francisco Morelos Borja y José Luis Espinosa Piña- quienes quisieran regalarle al casi presidente a Michoacán, y en bandeja de plata.

7).-Sin eufemismos es preciso decir que López Orduña, como gobernante, ha dado muestras de una incapacidad rayana en el autismo. Autismo: en medicina, es el repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma. También el síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno. En psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor.

8).-El expediente del llamado mega-túnel puede ilustrar, con creces, el primer postulado. Tanto insistió López Orduña en su proyecto que terminó por replegarse en sí mismo, sin atender razones ni críticas, que al final, cuando todo ello fracasó, seguramente se sintió traicionado. Su discapacidad para entablar contacto verbal con críticos, periodistas y líderes de opinión fue casi congénita. A los disidentes, preciso es recordarlo, los ha invitado nada sutilmente a mudarse de ciudad. A quienes se verían posiblemente afectados, como los vecinos de la colonia Felícitas del Río, les dijo mugrosos y les mandó la fuerza pública.
En síntesis: autismo.

2bis).-Veo una curiosa imagen en la carátula de una agencia de noticias con portal en la red. Es el triunfante Escuadrón G: Celso Delgado, Ascensión Orihuela Bárcenas, Alfredo Anaya Gudiño, el candidato Jesús Reyna y Fausto Vallejo Figueroa. Imagen detenida en el tiempo. Tiempo muerto de la política de antes, irremediablemente nostálgico. Piezas de museo en rebelión añosa.
No sé si es para ponerse a llorar o a reír...

3).-El crecimiento de obra pública de este gobierno ha crecido en un 94 por ciento. Eso lo dijo la semana pasada el tesorero Humberto Suárez López. Dichas así las cifras pareciera que no quieren decir nada, pero dicen mucho. Se trata de dos mil 600 obras que durante años las comunidades gestionaron ante los gobiernos priístas, infructuosamente. De dinero que se ha podido combinar con el de los migrantes para beneficio de los pueblos expulsores de mano de obra. O las nueve mil 600 viviendas que ha construido y entregado la administración de Cárdenas Batel.
Detengámonos en este punto. Para construir vivienda de interés social se necesitan reservas territoriales. Este gobierno ha desembolsado 600 millones de pesos para la compra de tierras. El gobierno priísta anterior, el de Víctor Manuel Tinoco Rubí, tan sólo pagó 43 millones. Dicha cantidad, 43 millones de pesos, la gastaba en un año la pandilla de Tinoco Rubí para otros fines, menos el desarrollo.
¿Así o más claro?